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TIEMPO una partícula
Citlalli H. Xochitiotzin
Un varón con treinta y tres años, en clima extremo, desierto, ayuno, escasa agua, parco alimento, tiene un cuerpo perfecto, no importa si comprendió con antelación las indicaciones, rebaza toda su imaginación el dolor sentido, es inmenso, inició desde las primeras horas del día. Aún aturdido en su oración se pregunta, sin perder su conciencia, mira sobre la palma de su mano el color purpura de la gota de sangre, es la imagen de la sombra del sufrimiento. Los troncos de los olivos se estremecen, las hojas de los árboles lloran con él. Cielo y silencio se contienen en un suspiro. En la lejanía las estrellas imploran, tintinean, a la expectativa la luz le acompaña. Perciben la profanación, cubre de temblor las entrañas de la tierra y él mira la sangre caer de sus ojos, gota a gota observa; calidoscopio de horror, gritos, hambre, zozobra, desasosiego, miles de años bajo la sombra purpura en el umbral de Caín; el asedio. Se detiene veintiún siglos más adelante, quebrantadas voces en dos camiones gigantes, amortajados de gritos irrumpen, decenas de cuerpos envueltos en plásticos negros, niños, hombres, mujeres, el vocerío hiere su ombligo, llora, lloran juntos. Los jazmines de su entorno se sacuden, el cielo gime, no hay tiempo todo es igual.
El viento se perfuma cuando se levanta, iniciará el ritual, su expiación. Los hombres duermen la noche más larga. Más allá de este tiempo los tráileres apestan, es el hedor de las hienas, se multiplican los cadáveres: África, Palestina, Siria, Grecia, Turquía, las playas de Italia, España, Brasil, México, El Salvador, entre el ventanal del tiempo, ningún dolor le será ajeno.
Mira a sus discípulos – despierten- despierten, despierten, pronuncia tres veces, continua su camino. Los hombres despertarán, las estrellas erizadas en la noche más obscura anuncian el amanecer. Las oraciones entonan piedad, llega a la conciencia de cada una de las montañas, rocas, ríos, flores, animales, de cada uno de los discípulos por los siglos por seguir. Se escucha una oración: En vista de que has sido fiel…para que la sangre de esta época no te toque…
Las hojas caen lentas, el cielo y los astros tienen un ritmo, sacude todo dolor. Ha comenzado, aún los hombres están adormilados, despertarán, sabe EL, despertarán.
Cae la sangre gota a gota sobre la tierra, se estremecen las aves, el mar murmura, más allá en otro tiempo; El León junto al cordero, el oso junto al caballo, la áspid junto al niño. Todo dolor, odio, impiedad calcinara a su transgresor, petrificarán sus frentes, sólo el que escuchó tiene su nombre. Más sin embargo todos oyeron, no todos escucharon.
Esta noche tiene siglos y siglos en cada uno de sus pasos… Sólo el que aguzó el oído tiene su nombre. Camina paso a paso por el huerto, espera un beso en la mejilla.